Buenos días

Había amanecido. La luz entraba débilmente por las grietas de la ventana haciendo dibujos irregulares en las sábanas, ahora enredadas. Con la mirada fija intentaba fotografiar ese momento antes de que un solo movimiento lo cambiara todo para siempre. Ni siquiera sabía lo que llevaba puesto, quizá algo, probablemente nada. Yo que de perfil en el borde de la cama, ni siquiera sabía si seguiría acompañada. No oía ninguna respiración, ni notaba fija en mí una mirada, esa que tensa un poco los hombros. Sin embargo, todo de esta manera hacía del momento algo perfecto, pues de lo que no estaba segura mi mente imaginaba el resto. En mi sueño despierto, seguía sin llevar ropa, ni yo ni él, demostrándonos así algún tipo de complicidad suprema. No nos tocábamos pero ambos teníamos la misma postura porque en ese preciso instante estamos más cómodos de la misma manera. En mi idea, yo que no veo más que fijamente a la ventana, él me mira a mí, de espaldas. Pelo rizado, la nuca vacía, la espalda muy blanca. Ni sé, ni me quiero imaginar qué piensa. Me es suficiente saber que como yo, no quiere moverse, no quiere que acabe ese momento de equilibrio, de recuerdos, de realidades tan perfectas.

Una nube debe ser la culpable de que se vaya la luz de la sala y entonces es cuando decido lo siguiente. Me quedaré quieta si antes de que vuelva a iluminarse todo se acerca despacio y me acaricia con sus labios el cuello susurrándome “buenos días”. En caso contrario, me incorporaría decidida. En lo que son cinco segundos de penumbra nada ocurre como era de esperar. Luego respiro y despacio me siento, me pongo una camiseta sin pensar. Con la misma decisión, me vuelvo lentamente. Y entonces nos miramos, sonreímos… otro momento más,  perfecto e inesperado, que quisiera prolongar.

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Alexa Chung. Source: 24 media tumblr

Encuentros IV

Después de un largo día, vuelves a casa, sola. Pasó el trabajo, luego hubo copas, luego hubo risas. Estabas sólo tú, eras quién decidía si otra copa más o «me voy ahora que nadie mira». Y te vas… sólo tú y tu largo día. Caminas, recurres al móvil, andas con prisa. Rápido y constante, predecible vaya… hasta que en un instante te ves sentada en el suelo porque una baldosa decidió manifestarse. En ese momento, te acuerdas de quién hace un rato adelantase… pero justo ahora estás tan sola… Primero porque te urge levantarte;  segundo porque nadie te ayuda, te duele y es tan torpemente ridículo que te hace gracia. Ríes, cual tobillo de la risa.

Piensas en ese caballero que dulcemente te socorrería. Porque lo tienes, en varias versiones casi perfectas (-gran sentencia de una inconformista-). Sin embargo, no sabes si pensar en ellos te hace sentir más sola todavía. Entre todos estos pensares, una buena persona te ayuda a incorporarte. De hecho, te acompaña despacito hasta ese sitio que querías llegar. De hecho, es esa persona que hace unos instantes llegaste a adelantar

Conversas, paseas, compartes. Conversas, paseas, compartes… Conversas… Y ahora, que ya tranquila te encuentras, sentada y sin hablar, piensas: «y ¿no es esto acaso, una cara más de la soledad?»

Gracias por detenerte,

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http://tamburina.tumblr.com/tagged/photography Photo: Marc Riboud, Prague, 1972

Silencios de un despertador (E.V.)

Porque ya hace 5 años de este texto… lo rescato y lo comparto con vosotros de nuevo.

Todas las mañanas el despertador era el primero en romper un silencio oscuro y espeso. Su truco para no permanecer entre el calor de las sábanas era retirarlas y sentarse hasta recuperar la conciencia. Entre pasos cortos y bata, bebía su Nesquik caliente en tazas regaladas. Ducha. Pantalón encima de pantalón. Camiseta, jersey, polar, chaleco, cazadora. En veinte minutos se zanja la primera etapa de una rutina que representa a las tres cuartas partes de la población.

En el trabajo le esperan tras un disfraz de ocho horas, amigos, pedidos incorrectos, compañerismo, errores, ascensos, bajas, chistes malos…Hora tras hora. Día tras día. En esos momentos las vidas de una plantilla confluyen entre cuatro frías paredes donde codo con codo fábrican lo que será el pan de su casa.

Fin de la jornada, fin del vínculo. El regreso supone para él el calor de un hogar, de su mujer que siempre impaciente lo espera con un beso por ser el último que cruza el umbral de «Bienvenido». Y así es este hombre que hace del frío calor, y del calor, la más cálida de las sonrisas.

Ayer sonó el despertador y más de lo mismo. Inició su jornada, todo igual. Por fin, llegaron los comentarios graciosos que indican los cinco minutos que quedan para terminar.

Juan Sánchez, Adrián Oliva y Jesús del Pino acudan al despacho 215, dicen por megafonía.

Ilusiones de muchacho que con sus ojos brillantes mira altanero un posible ascenso. Todos ríen.

(30 minutos después)

Todos esperaban. Sonríen. Dejan de hacerlo. Se suceden silencios y abrazos. Lágrimas que entre hombres nunca rompen en sollozo. La escena se prolonga sin límite alguno. No hay prisa y sí miles de motivos.

Hoy, 7:00, no suena el despertador. Se levanta por instinto y tras un segundo, se acuesta lentamente sin vínculo ni rutina. Solo era un sueño… soñaba que todo era un sueño.

Para ti.

…porque trabajamos para vivir…

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1. UGT dice que el ERE de ONO podría suponer el despido de la mitad de la plantilla de Cantabria. AOL Noticias.
2. Los 48 afectados por el ERE de Jaso aceptarían el despido si se les abona 45 días por año. Noticias de Guipuzkoa.
3. La Dirección de Serviplem rebaja su propuesta de ERE a 88 despidos. ElPeriódico.
4. Nissan plantea 1.288 despidos en 2008 y otros 392 en septiembre de 2009. Yahoo Noticias
5. El ERE de Spanair contemplará 1.200 despidos y 800 traslados forzosos. 20 Minutos.

 

ENGISH VERSION: «Clock Silence»

Every morning the alarm was the first to break a thick, dark silence. His trick for not staying in the heat of the sheets was withdrawing them and sit down until regaining consciousness. Among short steps and robe, drank his hot Nesquik mugs. Shower. Pants over pants. T-shirt, jersey, fleece, vest, jacket. In twenty minutes he settles the first stage of a routine that represents three-quarters of the population.

At work you expect after an eight-hour costume, Friends, incorrect orders, fellowship, mistakes, promotions, casualties, bad jokes … Hour after hour. Day after day. At that moment the lives of a template converge between four cold walls where works alongside what will be the food of his home.

End of the day, end of the link. The return is for him the warmth of home, his wife always waits impatiently with a kiss for being the last to cross the threshold of «Welcome.» And so is this man that makes the cold heat, and heat, the warmest of smiles.

Sounded the alarm yesterday and more of the same. He began his journey, all the same. Finally came the funny comments that indicate the remaining five minutes to complete.

Juan Sanchez, Adrian Oliva and Jesus del Pino 215 come to the office, say over the loudspeaker.

Illusions boy with bright eyes haughty looks a possible promotion. Everyone laughs.

(30 minutes later)

Everyone expected. They smile. Stop doing it. It silences happen and hugs. Tears men never break into sobs. The scene continues without limit. No rush and yes a thousand reasons.

Today, 7:00, does not sound the alarm. Instinctively rose and after a second, slowly lying unconnected or routine. It was just a dream … I dreamed it was all a dream.

To you.

…because we work to live …

Ibiza, la Isla Bonita

Happy & Hippie Weekend

“El pavor que infunde el río es el pavor y la inmensidad inescrutable que suscita el fluir del tiempo.”

Vivimos en una gran ciudad donde los relojes están hechos de otra pasta, donde las agujas no entienden de leyes y los minutos cuentan, pasan a una velocidad vertiginosa. De repente os despertáis y cuando queréis mirar de verdad ya es de noche otra vez. Café, metro o coche, trabajo, café Vol.2., reunión, comida, gimnasio, trabajo, taxi (miráis el sol por la ventanilla durante dos minutos de desconexión), reunión que se alarga, metro o coche, bendito sofá, pequeña charla, cena, película o serie… despertador. El cansancio o el vertiginoso ritmo que se estila nos distraen de pequeños y placenteros detalles. Sin embrago, dosificando energías o cambiando de prioridades podemos disfrutar de esos momentos porque os aseguro que en el mundo del detalle el reloj va mucho más despacio. Somos seres de hábitos pero haz de tu tiempo algo especial, y que lo diferente se convierta en tu rutina. De esta manera, compensaras la velocidad con el Sol, el trabajo con minutos eternos. Seremos el tiempo que sin detenerse, queda atrapado en el reflejo del río que cruza tu metrópoli.

Yo este fin de semana me voy a Ibiza… ¿y tú?

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