El sexo y Lucía

Se llama Lucía. No conozco a su familia, en persona me refiero. Sé que su madre, Carmen, ahora no trabaja y su padre, que no recuerdo ahora su nombre, tiene alguna que otra chupucilla de vez en cuando.  Sin embargo, Lucía siempre ha afirmado sentirse como la hija de una tal Anne Moore. Una mujer que nunca tuvo hijos. Nunca le pregunté por qué pero investigando por mi cuenta averigüé que es la protagonista de un cuento de Bolaño. A ver si uno de estos días consigo leerlo.

Lucía pertenece a ese grupo de personas a las que superficialmente les va terriblemente bien. Tiene un buen trabajo. Le gusta al menos. También tiene un bonito piso que comparte con otras tres chicas mayores que ella, que de hecho, Lucía es muy joven aunque solo lo sabemos los que por alguna razón, y no cualquiera, se lo preguntamos. Tiene 25 años. Por añadir algo sobre su físico, lleva el pelo largo, moreno. Siempre con la tentación de cortárselo. Las mujeres que son guapas no necesitan tanto pelo, dice. Pero luego, le da pena. Y sonríe muchísimo y también piensa muchísimo. Creo que le gusta absolutamente todo como espectadora y se le da bien la mayoría como creadora. Bueno, menos el deporte. Tiene un cuerpo espectacular pero no será por el deporte. Lucía tiene también un par de adicciones. Hablamos de ellas justo el otro día que por fin se decidió a ir al psicólogo. Toda su vida quiso ir a uno, sentía curiosidad, me dijo. Aunque ahora le ha tocado ir por causa de fuerza mayor.

Su primera adicción es el sexo. Pensaba, y yo también, que su energía sexual se debía a la edad. Ganas de experimentar cosas nuevas, se decía. He de decir que no he follado con alguien mejor que con ella. Al menos, que yo recuerde. Con el tiempo empezó a sentirse muy vacía si no estaba cada semana con alguien. Algunas veces, si tenía suerte, con el mismo. Otras veces, si tenía suerte, con otros. Y por la mañana, después de follar durante horas, volvía a perderse en el vacío. El sexo por tanto se convirtió en una necesidad, en una droga que le duraba bien poco. Está convencida que las relaciones o “novios” no le duran a causa del sexo. Como si la intensidad del acto destruyese los sentimientos. Soy muy puta en la cama, me dijo con cierta indignación. Luego es imposible que me miren con ternura. Lucía no comprende por qué son incompatibles las cosas que a ella le parecen naturales.

La otra es el tabaco, pero aunque sea una adicción jamás he visto a nadie sostener un cigarro con tanta clase. Lucía dice que si no le quedase tan bien fumar, no lo haría. Con un cigarro en los dedos está muy elegante y cuando se lo pone en los labios, muy sexual. Y bueno, así es Lucía más o menos, tan perfecta por fuera como agrietada por dentro. Y debe ser esa imperfección la que me impide dejar de hablar de ella. Supongo que como todos, yo a mi manera soy un adicto también…

Para quién necesite una canción mientras lee…

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http://localmilk.tumblr.com Vía takeiteasynstayeasy

Artefactos alemanes I : Oh Boy!

Director: Jan Ole Gerster

Surtsey nos volvió a deleitar con otra de sus acertadas elecciones. Oh Boy! (2012, Alemania), como ya comenté en RRSS, es un viaje en tren de 24h que nos enseña que todo lo malo que nos ocurre podría solucionarse con un café. La mala suerte que parece acompañar a Niko (Tom Schilling) durante uno de sus tantos días por el Berlín de hoy, no es más que el triste reflejo de todos aquellos con los que se va encontrando en su camino. Situaciones dispares y  complicadas de nuestro día a día que rozando sutilmente lo absurdo consiguen provocar esa sonrisa de tierna comprensión por nuestro protagonista. Siendo él a su vez, un chico de veinte años que como muchos están perdidos en su generación. Y será en ese devenir buscando respuestas cuando verá que al parecer no es para tanto…

El rodaje en B/N y el jazz de su BSO terminarán de cerrar una puesta en escena urbana que trata de quitarse sus propias capas grises a través del contraste que genera la luz de sus diálogos. Tom Schilling está soberbio en su papel. No es de extrañar que pronto podamos verle en la producción norteamericana Woman in Gold (2015).

Para mí, no pudo tener un mejor estreno. Fue la película que lideró mi primera visita a Fescinal y la cuarta alemana que he podido disfrutar durante este mes en la gran pantalla. Y aunque muchos ya la habréis visto para otros como yo, sería una de las muchas en esa larga lista de pendientes. Ahora, el cine de verano de La Bombilla cuenta con ella en su programa haciéndonos más sencilla esa reducción de tareas tan bonitas.

Verpassen Sie es nicht!

 

Foto: MOT.  Cartel Oh Boy!  Exterior cine de verano La Bombilla.

Foto: MOT. Cartel Oh Boy!
Exterior cine de verano La Bombilla.